En los últimos tiempos parece que la figura de Tutankhamón vuelve a estar de moda. La fama de este faraón surgió tras el conocido descubrimiento realizado el 27 de Noviembre de 1922 por Lord Carnavaron y Howard Carter, y desde este momento la expectación surgida en torno a su persona no dejó de aumentar. Hace apenas un mes se estreno la serie “Tut” basada en la vida de este faraón y en escasos días el egiptólogo Nicholas Reeves ha desvelado su nueva teoría sobre dicha tumba faraónica. Cierto es que no debemos seguir al pie de la letra los guiones producidos en una serie, ya que es simplemente eso; una serie que busca entretener y enganchar al público por lo que es fácil adulterar los hechos históricos con tal de conseguir mayor audiencia, y quién sabe si en algún caso se consigue despertar el interés de algún espectador para que busque información por su cuenta.
Por ello, vamos a aprovechar el estreno de la serie de “Tut” para acercarnos a la figura de este famoso faraón en nuestro tiempo y del que nos interesa conocer su paso por el trono egipcio. Tutankhamón reinó a finales de la XVIII dinastía del Imperio Nuevo, entre el 1333 y el 1325 a.C. según Susan Wiaw Bauer, aunque la cronología varía si seguimos a otros autores como por ejemplo Isaac Asimov, de 1352 a 1343 a.C.
Aunque es un tema espinoso, las actuales investigaciones parecen indicar que Tutankhamón era hijo de Akenatón, sea como fuere, lo cierto es que Egipto en estos años se encontraba azotado – al igual que el Mediterráneo – por una plaga de peste. Las continuas bajas en la familia real a causa de esta enfermedad hicieron que Tutankhamón, un niño de apenas nueve años, llegase al trono de las Dos Tierras. Las primeras medidas llevadas a cabo por el “rey niño” estuvieron marcadas por sus consejeros y pasaban por ignorar el creciente poder que Suppiluliuma estaba tomando para centrarse en los asuntos religiosos del país. Con Amenofis IV, Egipto había sufrido un cambio o mejor dicho un intento de cambio y renovación del pensamiento religioso. El faraón había tomado por nombre Akenatón llevando consigo el nombre del único dios permitido adorar: Atón. Tras esto el resto de cultos se habían visto gravemente perjudicados y los más acérrimos combatientes del nuevo culto serían los sacerdotes del clero de Amón que habían visto peligrar sus riquezas y poder. Por ello, los consejos dados al nuevo rey giraban en torno a este asunto. El rey comenzó por modificar su nombre, de Tutankhatón a Tutankhamón, por trasladar la capital de Aketatón a Tebas y reabrir los antiguos templos. La serie nos aporta una visión un tanto distorsionada sobre los problemas religiosos en el Egipto de la época. Aparece totalmente restablecido el culto a los antiguos dioses, y en primera fila del poder el Gran Sacerdote de Amón, un personaje caracterizado por anteponer sus propios intereses monásticos a los del pueblo y abusar de su posición para manipular en nombre de los dioses. Ante esto, el joven faraón parece que intenta oponerse como anteriormente había hecho Akenatón pero sin realizar ninguna mención a Atón ni al periodo anterior, como si nunca hubiese existido. De igual modo tampoco se mencionan las relaciones entre Burnaburias, rey de Babilonia del cual se han encontrado algunas cartas exhortando a Tutankhamón a no mantener relaciones con Asiria, pero la serie también deja en el olvido esta parte de la Historia. Al igual que tampoco hace mención a las cartas enviadas por la reina viuda Ankhsenamón al rey de los hititas Suppiluliuma, pidiéndole un hijo con el que casarse y que pasaría a ser faraón de Egipto. Tushratta rey de Mitani era tío de Akenatón gracias a la alianza de dos generaciones de mujeres mitanas con la familia real egipcia, destacando la energizante reina Tiyi esposa de Amenofis III y madre de Akenatón. Los mitanos no eran la única amenaza de Egipto, más al norte de este reino se encontraban los hititas bajo el mando de su rey Suppiluliuma. En tiempos de Akenatón, el reino mitano fue atacado por una coalición entre hititas y asirios, bajo el conocimiento de Egipto que no intercedió en ayudar al rey mitano. Tras esto, Mitani perdería poder. Sin embargo, hititas y asirios son desterrados y olvidados de cualquier mención en la serie, que solo fija sus esfuerzos combativos en el pueblo mitano. En lo que sí parece acertar la serie es al relatar como la reina Ankhsenamón pierde a todos los niños de los que se queda embarazada, y de ahí sus angustias por encontrar un heredero real, ya que junto a los restos de Tutankhamón se encontraron dos bebés que parecen ser hijos del rey.
Las noticias sobre el reinado de este faraón son bastante escasas, todo lo contrario a lo que ocurre con su cuerpo una vez descubierto. Las circunstancias de la repentina muerte del joven faraón siguen siendo desconocidas hoy en día. Se han realizado numerosos estudios e hipótesis para aclarar este hecho, entre los más modernos destacan los realizados por el egiptólogo Chris Naunton. Lo cierto es que su momia posee aspectos extraños que la diferencian del resto. Por ejemplo no se ha encontrado ningún resto que apunte que fue enterrada con el corazón, de igual forma tampoco posee parte de la pelvis ni del costillar izquierdo, viéndose todo el lado izquierdo seriamente dañado y con una herida en la rodilla izquierda. A pesar de los numerosos estudios realizados, aun no hay una causa clara que determine la muerte del rey, lo que si se conoce es una mal formación que sufría Tutankhamón en el pie izquierdo y su cuerpo presentaba síntomas de haber pasado la malaria.
La muerte del faraón aconteció cuando su general Horemheb combatía fuera de las fronteras egipcias. Por lo que la reina quedaba viuda y sin ningún heredero de la familia real que pudiera ocupar el trono. Es cierto, que en el mundo egipcio el trono debía de estar regido por una pareja real compuesta por el faraón y la reina, pero en ocasiones anteriores cuando las necesidades así lo habían dictado, el trono había estado regido solamente por la reina (Nitocris, SobekNeferu, Tetisheri, Ian Hotep, Hatshepsut). Pero entre las razones por las que Ankhsenamón no decidió gobernar ella misma como regente apuntan al poder de su pariente y consejero del rey, Ay, y al mismo tiempo a las nulas esperanzas de perpetuar la dinastía. Es este último personaje, el que sucede a Tutankhamón al frente del trono de las Dos Tierras. Para ello se casa con Ankhsenamón y se legitima como rey al realizar el ritual de la “apertura de la boca” ante la momia del difunto rey, según aparece en los frescos de la tumba. Sobra decir, que el príncipe hitita hijo del rey Suppiluliuma, fue recibido en la frontera de Egipto por un séquito egipcio al mando de Horemheb, el cual acabó con la vida del príncipe hitita para así evitar que un extranjero obtuviese el máximo poder de Egipto, ser faraón.
Debido a la edad de Ay, su reinado no fue de más de 4 años y tras él sería Horemheb el encargado de gobernar Egipto. Es en este momento cuando la figura de la reina Ankhsenamón desaparece sin saber qué ocurrió con ella y cuando se señala la damnatio memoriae de los miembros de la dinastía de Akenatón.
A modo de conclusión señalar que la tumba elegida para el enterramiento de Tutankhamón es de unas dimensiones pequeñas acorde al estatus de un faraón y su máscara funeraria parece haber sido reutilizada, perteneciendo anteriormente a una mujer. La teoría señala a Nefertiti. Hasta hace pocos días la comunidad científica pensaba que había sido enterrado apresuradamente en la supuesta tumba de Ay y éste en la que iría destinada la momia del faraón, de ahí que contenga mayores dimensiones. Sin embargo, Nicholas Reeves nos ha sorprendido con sus nuevas hipótesis publicadas a finales de julio de 2015 las cuales intentan demostrar que la tumba del “rey niño” es una ampliación de una tumba mayor dedicada a Nefertiti y aun no descubierta. Esta tumba en teoría estaría intacta y el egiptólogo inglés se apoya en unos surcos y puertas tapados por las pinturas murales de la tumba de Tutankhamón (ver publicación aquí). Si esto llega a confirmarse, no podría ser tan descabellada la teoría de la pertenencia de la famosa máscara de Tutankhamón a la reina Nefertiti. Lo que está claro es que pese a las reducidas dimensiones de su tumba, Tutankhamón ya ha pasado a la eternidad.
Bibliografía
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VANDENBERG, PHILIPP, “Tutankhamón el faraón olvidado”, Ed. Plaza & Janés, 1980.
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WILKINSON, TOBY, “Auge y caída del Antiguo Egipto”, Ed. Debate, 2011.
DESROCHES NOBLECOURT, CHRISTIANE, “Tutankhamón”, Ed. Confluencias, 2014.
REEVES, NICHOLAS, “The Complete Tutankhamun: The King, The Tomb, The Royal Treasure”, Ed. Thames and Hudson, 1995.
REEVES, NICHOLAS, “The burial of Nefertiti?”, Ed. University of Arizona, 2015.
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