Cuando se escribe sobre el vaso campaniforme parece que es un fantasma que recorre Europa durante el III milenio ANE, un fantasma que todos los investigadores son capaces de ver, pero del que no saben bien sus intenciones ni de dónde viene exactamente. Lo único que parecen tener claro los investigadores es que se trata de un fenómeno de origen europeo, pero que no se da exclusivamente en este continente.
Como bien explicó mi compañero Sergio Almisas en sus artículos sobre la metalurgia en el Norte de África (I y II), se han encontrado fragmentos de esta cerámica en este área llegados a tierra magrebíes con motivo del intercambio entre estas poblaciones con las de la península ibérica; sin embargo, si las dudas son muchas para el «fenómeno campaniforme» en Europa aun contando con un registro arqueológico considerable y muchas investigaciones, en el norte de África los conocimientos que tenemos acerca del Campaniforme magrebí son muy escasos para comprender cómo se comportó este llamado «fenómeno» en tierras africanas.
Después de esta aclaración que no podía dejar pasar, vamos a ver dónde se han encontrado este tipo de cerámica.
Restos de campaniformes se han hallado tanto en hábitats como en contextos funerarios pero con una pequeña diferencia, en los últimos la mayoría de los vasos pertenecen al estilo Marítimo o Internacional. Esta homogeneidad es sin embargo bien diferente de la gran variedad de los espacios donde se han encontrado: el ritual funerario no es el mismo en toda Europa, mientras que en Europa Central abundan los enterramientos individuales, en Europa Occidental las sepulturas son colectivas con una fuerte reutilización de los monumentos megalíticos. Lo mismo ocurre con los hábitats, por un lado, en Europa Central y Oriental los poblados no tienen continuidad con los de etapas anteriores mientras que en el Mediterráneo, tomando como ejemplo la península ibérica, se reocupan los espacios del Neolítico Final. Así mismo, las construcciones son hechas en piedra con casas circulares, ovaladas o rectangulares en el área mediterránea y, por el contrario, en Europa Central y Oriental las construcciones que encontramos son sobre postes de madera. Como vemos, una amalgama de formas de enterramiento y constructivas que no parecen indicar ninguna homogeneidad mas allá de la presencia en todos ellos del vaso campaniforme.
Por lo que hemos visto hasta ahora, parece que el único contexto al que podemos acudir para conocer mejor, o sino mejor sí al menos con un elemento uniforme en todo el ámbito campaniforme, es el mundo funerario. En prehistoria tenemos la tendencia a agrupar elementos para configurar la idea y poder contextualizar las etapas como nos ocurre, por ejemplo, con la etapa anterior y el «paquete neolítico». Con el III milenio ANE y el contexto funerario campaniforme ocurre lo mismo, el «paquete campaniforme» lo formarían las cerámicas campaniformes, los puñales de lengüeta de cobre, los brazales de arquero, objetos de cobre como puntas de flecha y puñales, además de otros elementos de adorno; símbolos todos ellos que se han asociado a un grupo social, masculino, que controla el poder dentro de sus comunidades. Pero, ¿en cuántas tumbas de todo el territorio campaniforme se encuentran reunidos estos elementos del «paquete campaniforme»? Sólo tres. Además, en regiones donde la presencia de esta cerámica es intensa, como por ejemplo la Extremadura portuguesa, sólo se encuentran 21 objetos de cobre y 9 brazales de arquero frente a cerca de dos mil vasos campaniformes; o por otro lado en la Bretaña, región francesa con la mayor concentración de vasos de todo el país, sólo hay documentados 6 puñales de cobre y 5 brazales de arquero. Observando esto, ¿podemos seguir hablando de «paquete campaniforme»? Sí, pero como un elemento para realizar el análisis arqueológico, entendiendo por lo tanto que la ausencia de alguno de los objetos no implica que no se trate de un enterramiento campaniforme salvo, obviamente, la de la cerámica que le da nombre.
Pero después de nombrar varios de los puntos del territorio europeo nos puede venir a la cabeza la pregunta del origen o lugar donde nace este tipo cerámico. Precisamente la respuesta a esta pregunta son más preguntas ya que los investigadores no se ponen de acuerdo en situar el punto o los puntos de origen. Tradicionalmente se ha venido pensando que el vaso campaniforme surge en Centroeuropa como una evolución de las cerámicas del Neolítico Final ya que las decoraciones de estas cerámicas son muy similares a las decoraciones del estilo Internacional Campaniforme, además de por la presencia conjunta de ambos tipos cerámicos. Sin embargo, esto mismo ocurre en la península ibérica donde la ocupación de los lugares donde aparece cerámica campaniforme es continua desde principios del III milenio ANE, así como las similitudes que existen entre las cerámicas pre-campaniformes ibéricas y los campaniformes de esta área. Ante este problema, preguntemos entonces al C14.
El C14 nos dice que las fechas más antiguas relacionadas con cerámicas campaniformes se encuentran en la península ibérica, pero con un inconveniente:son escasas las dataciones realizadas hasta ahora, y además están concentradas en su mayoría en contextos funerarios por lo que todavía queda bastante tiempo para poder responder con mayor seguridad a la pregunta del origen del vaso campaniforme.
Por ahora hemos hablado sobre los problemas acerca de su origen y su contexto, pero lo que tal vez nos pueda dar una mejor información sobre su uso es lo que contenía en su interior. Estos vasos con abundante decoración y forma de campana se han relacionado con el consumo de bebidas alcohólicas elaboradas para algún banquete,bien para demostrar el estatus social de los que allí se reunían o para las ceremonias realizadas para enterrar al difunto. Es por ello que en los últimos años se están realizando análisis de contenidos de los vasos campaniformes encontrando, una vez más, una gran variedad en los usos que se les dieron a estas cerámicas: en la península ibérica se han encontrado trazas de cebada y gránulos de almidón con los efectos de haber sufrido la fermentación que ocurre en las bebidas alcohólicas. Por otro lado, en Inglaterra, Escocia y Países Bajos, encontraron incrustados en las paredes de los vasos campaniformes sustancias viscosas, costras negruzcas y restos carbonizados, por lo que se piensa que pudieron servir para preparar y consumir alimentos. Y, por último, un uso residual ya que se da en Gran Bretaña e Irlanda, pero para el que también se usaron los campaniformes: como urnas funerarias.
Como se ha ido viendo durante el artículo, la única homogeneidad que existe en el «fenómeno campaniforme» es el vaso campaniforme, en todo lo demás existe una gran variedad de casos y muchas investigaciones aún por realizar para poder contestar a una pregunta: ¿Qué supuso el Campaniforme para las poblaciones de Europa y el norte de África?
Antes de concluir no quiero olvidar una idea que he ido dibujando con pequeños trazos y que es precisamente una de las respuestas que se ha dado a esta última pregunta. El Campaniforme se ha visto como un movimiento poblacional que, surgiendo desde Europa Central, o la península ibérica o ambos, recorrió el continente y cruzó el estrecho transformando la forma de vida de las poblaciones de principios del III milenio ANE puesto que el vaso campaniforme llevaba consigo una idea de prestigio, de creación de clases dominantes junto con una filosofía de poder que llevó progresivamente a la jerarquización de estas poblaciones.
La presencia de campaniformes en toda Europa y en el Magreb corroboran, sino movimientos poblacionales, al menos contactos entre diferentes poblaciones en todo este espacio. Pero esto tampoco debe sorprendernos puesto que desde el Neolítico los contactos e intercambios de productos a larga distancia ya ocurrían. Si a esto le añadimos la continuidad de ocupación de los hábitats, la continuidad de las formas de enterramiento o la reutilización de los espacios funerarios anteriores al Campaniforme, así como la posible evolución de ciertos tipos cerámicos hacia la cerámica campaniforme, podemos decir que la aparición de los vasos y su adaptación en toda el área campaniforme supuso una nueva elaboración, al menos, de los rituales funerarios ya existentes.
Como vemos son demasiadas las preguntas que todavía quedan por contestar acerca de la función práctica y simbólica que tuvo el vaso campaniforme y, aunque tal vez no sea achacable a la aparición del vaso en sí, lo que parece claro es que durante el III milenio ANE se fue produciendo gradualmente un cambio de mentalidad dentro de las poblaciones hacia una cada vez mayor jerarquización social, dentro del cual parece que entra en juego la presencia de vasos campaniformes que se unen a los rituales y formas de vida ya existentes.
Bibliografía |
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VANDER LINDEN, M., Le phénomène campaniforme dans l’Europe du 3éme millénaire avant notre ère. Synthèse et nouvelles perspectives, Oxford: Archaeopress, 2006.
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